En lo personal, sin tomar partida por la vacunación de corona virus. La eficacia real de la misma en escenarios de la vida real, especialmente a mediano y largo plazo. Pude depender de la individualidad de las respuestas inmunitarias, dependiente de numerosos factores, modificables o no.
Aunque no se han realizado estudios específicos con vacunas COVID-19, si sean realizado, experiencias en programas de vacunación anteriores (influenza H1N1) esto sugiere que la práctica regular de ejercicio, podría ser una eficaz estrategia, para potenciar las respuestas de anticuerpos.
En deportistas hay un aumento más pronunciado de células T y anticuerpos neutralizantes, después de la vacunación contra la influenza que los controles de la misma edad, sin ejercicio.
En adultos mayores (mujeres chinas) > 65 años que hacían ejercicio en las semanas posteriores a la vacunación mostraron una mejor respuesta inmunológica (monocitos y
plasmoblastos en sangre periférica y una mayor inducción de anticuerpos, en seguimiento de 18 meses, que sus pares menos activas.
En otro estudio >70 años que previamente eran sedentarios y tenían respuestas deficientes a la vacuna contra la influenza, encontraron que aquellos asignados al azar a un
ejercicio de intensidad moderada (3 sveces por semana) mostraron mejoras marcadas en la seroprotección contra influenza.
Beneficios del ejercicio
1 Aumenta las células T vírgenes y funcionales.
2 Liberación de natural killers, reduce el riesgo de infección.
3 Expresión de miokinas IL-7 y IL15 segregadas por el músculo, fortaleciendo la inmunidad.
4 IL-17 mantiene el tamaño del Timo (se atrofia con la edad)
5 IL-15 mantenimiento de la inmunidad, asegura función y durabilidad.
6 Con vacunas, el ejercicio nos da la capacidad de responder con nuevos antígenos, células de memoria, células T virgenes y natural killers,.
7 Se disminuye la inflamación.
Entrenar en la adultez, con o sin vacunas, te mejora la salud inmunitaria, entre otras funciones…